jueves, 3 de noviembre de 2011

Hacerse mayor

Cuando cumples 18 años sientes un subidón de adrenalina impresionante. Mayoría de edad… Ya puedes hacer lo que quieras. Tu padre te hará la típica broma de: “¿Cuidadín eh? Que ahora ya te podemos echar de casa.” Pobrecillo… si supiera todo lo que le queda haha. También se te pasa por la cabeza ese “ahora ya puedo ir a la cárcel” y te acongojas un poco, pero bueno, nada importante. La primera vez que te piden el carnet te sientes más importante que nadie y lo das toda orgullosa.

Pero cuando menos te lo esperes, habrá pasado un año. Diecinueve años. Parece que es una edad en tierra de nadie. Te paras a pensar un segundo y te das cuenta de que no eres tan mayor y tan madura como pensabas cuando cumpliste 18, pero sientes que los 20 ya están ahí a la vuelta de la esquina y te empieza a entrar el miedo.

Y, ¡PUM!, 20. Pero en el fondo es la mejor edad.
- ¿Cuántos años tienes? - Veinte.
Si… suena bien. No eres ni una niña ni una vieja. Eres…. La juventud.
- ¿Y qué haces? - Estudio en la universidad.
Si… es que suena requete bien haha.

¿La parte mala? Que la juventud no dura demasiado. En unos añitos ya serás un adulto, tendrás que salir al mundo real, y te das cuenta de que hacerse mayor no mola tanto como pensabas.
Me gustaría estancarme aquí. En los veinte años. Aunque hay que reconocerlo… de vez en cuando siempre se te pasa por la cabeza el tener un poco más de independencia. Vivir sola, ocuparte de ti misma. Pero después de haber intentado correr desde los doce hasta ahora, prefiero frenar y vivir día a día. Las cosas llegan solas y hay que disfrutar de cada época. Al final, siempre las echas de menos cuando ya se han ido.
Así que ese es mi consejo, sugerencia o como lo queráis llamar de hoy. ¡¡¡CARPE DIEM!!!

Tengo el día filosófico.

Un besito.


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